#tatuajes de animales
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loftypuma · 8 months ago
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Me he pasado un semanita horrible, asi es como descargo el estres
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elbiotipo · 1 year ago
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Viajaste de 2023 al Buenos Aires Biopunk de 2143? Uy, que garrón. Dejá que yo te guío, no te preocupes.
Esa cosa que ves en todos los souvenirs? Es la Torre del Tricentenario. Es como una torre de biocristal en forma de hebra de ADN montada en el Río de La Plata, un kilómetro de alto tiene. La más alta de Sudamérica. Bueno, aparte del ascensor espacial de los brasileros.
Toda esa gente rara? No seas malo. Ah, vos decís las escamas, las plumas, las colas? Sí, ponele que es medio como los tatuajes en tu época. Es la moda. Bueno, vas a ver más que nada a la gente vieja que quedó del biopunk original, y algunos pibes de ahora con eso, a mucha gente no le gusta joder con esas cosas ahora. Que es biopunk? A ver, como te explico...
Sí, casi todo el centro es peatonal. No hay tantos autos. Ah, esos coatíes? Las cotorras y los carayá? Son personas, moreaus, animales con inteligencia por modificación genética. No les vayas a decir animales. Son ciudadanos de la Confederación, chamigo. Sí, el delfín también.
Confederación? La Confederación Argentina, obvio? Ah, a ver, como te explico. Bueno, por allá por los 80, cuando reprimieron la comuna porteña, el Buenos Aires carmesí, la gobernadora Alegre... che, estás escuchando?
Obvio que se vende Guaraná Antártica por todos lados. La Coca Cola? No la hacen más desde el Ecocidio. Creo que hay una fábrica que quedó en Córdoba, pero no sé si es el mismo gusto...
DESPUÉS TE EXPLICO LO QUE ES EL ECOCIDIO CHE UN PASO AL VEZ
No, no es gendarme, es GENEdarme, porque están con todo el tema de la genética viste. No les digas Robocop. Son los del SENA. Servicio Ecológico Nacional Argentino. No, a los perros no les gusta que les acaricien, te lo van a decir. Sí, también son ciudadanos. Sí, son bien yuta.
Esas lianas y los árboles están para decoración y para las cotorras, sí, pero también limpian el aire de patógenos. Tranqui, vos estás en área segura. Buenos Aires es una de las ciudades más seguras del planeta.
Igual, por las dudas, comprate un barbijo. Tomá, 20 australes te deben alcanzar, no?
La UBA? Que, un vino? Ah, la UNBA. Sí, mirá, en los 80,
Esos bichos son las langostas del SENA. Y son como mitad helicóptero, mitad bicho. Claro, claro, algo así como los del Half Life! Juegazo. Salió la parte 5 hace poco, sabías?
Era todo avenida esto, podés creer? Mirá lo que es el Parque 9 de Julio ahora. Acá están todos los biopunks, bueno, para los turistas. Uy, mirá, mirá, los coatíes están haciendo una coreo! Dejales un par de australes.
Había un McDonalds en el Obelisco? Ah, como en las pelis viejas? No, no existe más eso.
El grafiti? Sí, son Evita y CFK. Las otras dos? La Dra. Alegre, obvio, y la del casco es Valeria Martínez, primer argentina en el espacio. El Dibu? Ah, me parece que es la nieta che.
La bandera esa es del Tawantinsuyu. Unión Andina, si no te sale el nombre. No, no son los incas, bueno, tienen esa onda... a ver, antes eran Perú y Bolivia. Son de izquierda, me parece. Sí, los equipos de fútbol siguen existiendo.
Independiente no gana nada desde el siglo pasado, pero creen que esta vez sí. Cuantas copas tenemos? A ver, si contamos el mundial de Cataluña, s-MIRÁ EL YACARÉ, siempre quise tener uno de mascota!
No, no podemos ir a Boulogne. No existe más.
No me importa si tu casa estaba ahí. Mirá, ya sé que lo de las "áreas restrictas" parece de película, pero en serio, no vayas.
Ah, no, está bien si le decís Capital, muchos se confunden. La nueva está en el sur. Sí, antes era Viedma, como sabías? Manejas toda la data vos, eh?
De que laburo? Ah, yo hago hormonas para mantener el sistema de lianas municipal. Sí, está bueno. Mi novia estudia astrobiología. A ver, si te digo que encontramos aliens te vas a desmayar también? Jajaja. No, es joda, joda. Pero sí. Los encontramos. No, están, como a 1000 años luz, no te preocupes. Bueno, dicen que en Titán...
Bueno che, te dejo que descanses acá. Este es uno de los mejores árboles de la ciudad, ombú bien pampeano y seguro, vos tranquilo. Lo atiende un par de cotorras super buena onda. Deciles que te canten algo de tu época, tipo los Wachiturros, por ahí te agarra la nostalgia.
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argentinacareta · 10 months ago
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54-35-16
HOLA
16 ¿Animal favorito? No podría decidirme amo a los animales mi tiktok esta lleno de gatitos, perritos, nutrias, mapaches y carpinchos, si quisiera un gatito nunca tuve uno, los que no me gustan ni a palo son los caniches
35 ¿Has sido no correspondido? Si y no, en 2022 salía con una chica que decía gustar de mi pero ella seguía sin superar a alguien y le daba vergüenza que se supiera que salía con una mujer, ella me insistía para seguir pero era su secreto así que era un si y no correspondido podríamos decir
54 ¿Tienes tatuajes? Sip, tengo solo uno una luna y un sol con puntillismo en mi tobillo me lo hice en 2021
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louisupdates · 1 year ago
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musictrendscol: LOS INVITAMOS A NUESTRO PRIMER FLASH TATTOO! ¡Celebremos el 28 de este mes como se debe, Louies! 🫶🏻
‘28 Flash Tattoo’ se llevará a cabo este Sábado 28 de Octubre en 27 Tattoo Collective en Bogotá (Centro Comercial Edificio Parque 63 - Cra 13 #63-21, Segundo Piso) frente a la Plaza de Lourdes ⚓️
Estaremos tatuando la smiley face de Louis Tomlinson todo el día desde las 9AM y hasta las 7PM 🔥
Confirma tu asistencia en este formulario: forms.gle/8cnjtXB2KGMdet…
*Para obtener tu tatuaje solo debes llevar una bolsa de comida para gato o perro más 25.000 COP.
**Todo el alimento recolectado será donado a la Fundación Rufo Salvando Vidas que da hogar y refugio a animales de la calle y en situación de abandono 🐱❤️🐶
***Evento para mayores de edad.
¡Lxs esperamos!
Apoya: @louistcol y 27 Tattoo Collective
[WE INVITE YOU TO OUR FIRST FLASH TATTOO! Let's celebrate the 28th of this month properly, Louies! 🫶🏻
'28 Flash Tattoo' will take place this Saturday, October 28 at 27 Tattoo Collective in Bogotá (Centro Comercial Edificio Parque 63 - Cra 13 #63-21, Second Floor) in front of Plaza de Lourdes ⚓️
We will be tattooing Louis Tomlinson's smiley face all day from 9AM to 7PM 🔥
Confirm your attendance in this form: forms.gle/8cnjtXB2KGMdet…
*To get your tattoo you only have to bring a bag of cat or dog food plus 25,000 COP.
**All the food collected will be donated to the Rufo Saving Lives Foundation that provides home and shelter to street and abandoned animals 🐱❤️🐶
***Event for adults.
We are waiting!
Support: @louistcol and 27 Tattoo Collective]
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mikrokosmcs · 7 months ago
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El  sonido  del  agua  recorre  las  tuberías  de  aquel  laboratorio,  sus  ojos  ahora  muy  abiertos  y  funcionales,  se  fijan  en  el  reflejo  que  un  espejo  le  devuelve.  Lleva  pantalones  holgados  y  va  descalzo,  la  camisa  blanca  sobre  su  piel  lo  cubre  de  la  total  desnudes,  pero  los  orbes  que  antes  brillaban  como  dos  perlas  muy  negras,  ahora  se  pasean  por  una  cicatriz  que  parece  un  ciempiés  recorriendo  su  torso  entero  y  carecen  de  real  vida.  Su  color  nunca  ha  sido  el  blanco,  tampoco  el  rojo,  pero  al  parecer  ahora  en  el  mundo  al  revés  ha  adoptado  todas  las  manías  de  su  doctor.  Yohan  era  blanco  y  prístino,  propio  de  la  ciudad  luminosa,  era  rojo  como  la  advertencia  de  que  algo  muy  malo  iba  a  suceder,  como  las  luces  de  neón  de  un  pasillo  donde  la  única  salida  estaba  al  final  y  el  doctor  Frankenstein  de  prótesis  en  los  ojos  que  los  hacen  brillar  como  una  liebre,  le  esperaba. 
Su  color  era  el  verde,  pero  todos  sus  tatuajes  en  la  prótesis  izquierda  y  especialmente  la  serpiente  que  antes  administraba  su  medicamento  para  el  oído,  carece  de  vida.  No  hay  brillo,  ninguno  se  ilumina  porque  todo  el  color  y  el  brillo,  se  lo  lleva  el  órgano  que  descansaba  en  su  pecho.  El  corazón  sangrante,  rojo  y  potente,  cada  palpitación  destellaba  un  color  muy  fuerte  y  tan  luminoso  que  muchas  veces  no  le  dejaba  dormir  en  oscuridad.  La  izquierda  se  alza  para  tocarse  la  cicatriz,  acariciando  las  suturas  y  los  puntos  ya  cerrados  y  tiene  el  pensamiento  intrusivo  de  utilizar  su  única  parte  robótica,  para  arrancarse  el  órgano  y  que  todo  terminara. 
Pero  con  ello,  acabaría  con  todos  alrededor  de  él
Es  una  bomba,  es  un  corazón  diseñado  para  un  cuerpo  perfecto  que  no  podría  morir.  Si  se  lo  arrancaba,  terminaría  asesinando  a  la  humanidad,  a  todos  los  sujetos  alrededor  de  él,  sus  padres  y  sus  amigos.  Nunca  podría  hacer  eso,  ni  aunque  el  desespero  de  vivir  como  un  monstruo,  le  haga  frustrarse.  ¿Qué  fue  de  Saem?  ¿Qué  sucedió  con  Taekyung  y  su  muñeca  asesina?  ¿todos  habían  simplemente  dejado  la  revolución  y  desaparecido  para  seguir  viviendo  en  el  sistema  que  conocían?  ¿Qué  sucedió  con  Hyewon  y  Mei?  Se  cuestiona  que  hizo  Yohan  con  Genesis,  como  es  que  “detuvo”  el  cerebro  y  no  lo  volvió  un  arma  de  destrucción  masiva.  Pero  nada  de  eso  puede  externar,  porque  a  quien  le  hubiese  cuestionado  todo  aquello,  no  existía.
Aquel  no  era  su  Yohan,  el  mismo  doctor  que  fascinado  le  explicaba  como  funcionaba  conectar  nervios  con  prótesis,  aquel  que  salvaba  animales  porque  eran  criaturas  indefensas  y  tristes  en  un  mundo  podrido  y  en  decadencia,  el  hombre  que  soñaba  con  conservar  la  humanidad  tanto  como  él.  Suyeong  alza  los  orbes  que  brillan  por  unos  segundos  para  encontrarse  con  el  Doctor  Frankenstein  a  través  del  espejo,  justo  como  solía  soñarlo,  parado  en  su  única  salida  y  deteniendo  cualquiera  de  sus  escapatorias.  Hay  una  sonrisa  en  su  faz,  siniestra,  carente  de  vida.  Ese  no  era  su  amigo.  Aguarda,  porque  siempre  tienen  la  misma  rutina,  cerrando  los  parpados  cuando  percibe  su  presencia  más  alta  y  más  ancha  detrás  de  él,  manos  quirúrgicamente  amputadas  y  cambiadas  por  prótesis  perfectas  que  no  tiemblan,  lo  rodean  para  alcanzar  los  botones  de  su  camisa  blanca,  Suyeong  nunca  gustó  del  blanco.  ❝  Debes  volver  a  aprender  a  vestirte,  Sully.  Somos  tu  y  yo,  en  esta  casa  de  muñecas,  pero  no  debes  carecer  de  decoro  ❞
Siente  el  aliento  golpearle  la  nuca,  erizando  los  vellos  de  un  cabello  recortado  casi  a  rapa  en  la  zona,  Suyeong  vuelve  a  abrir  los  parpados  para  revelar  un  par  de  ojos  que  brillan  en  carmín  para  encontrarse  con  unos  iguales,  ya  devolviéndole  la  mirada  detrás  de  unas  gafas  de  montura.  ❝  ¿Sin  hablar  de  nuevo,  mi  querido  amigo,  el  único  que  he  tenido?  Está  bien,  yo  puedo  hacer  toda  la  charla  ❞  A  Suyeong  nunca  le  gustó  el  rojo,  aunque  siempre  pensó  que  le  lucía  bien  a  Yohan.  Inclusive  si  aprendió  a  odiarlo  ahora. 
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kenny-lovers · 8 months ago
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Seliph: [con Ares] Ya nos vamos. Sigurd: De acuerdo, esperen un minuto. No bebidas, no drogas, no besos, no tatuajes, no rituales con sacrificios de animales de ningún tipo. Oh, dioses, les estoy dando ideas.
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paulina-noemi-30 · 8 months ago
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Buho
Dibujo pensado para Halloween. Uno de los temas era: Búho, y de ahí, este resultado. Lo imagine como para tatuaje o estampado en ropa.
En la búsqueda de ideas por internet, descubrí que, antiguamente, los búhos eran denominados gatos con alas; tienen una gran flexibilidad en su cuello, lo que se le atribuía cualidades de vigilancia, nada se les escapaba durante la noche. Y una gran vista, sus ojos representan hasta el 5% de su peso corporal. Son gigantes y esa parte de su cuerpo destaca mucho... como los gatos, una razón mas para dibujarlo con mas entusiasmo (Amo los gatos).
Los búhos son animales que se caracterizan por vivir entre las tinieblas y en la oscuridad, rodeados de magia y misterio por la cultura popular, son los grandes vigilantes nocturnos. Por eso, la naturaleza como el bosque, la luna y un misterioso castillo a lo lejos, lo acompañan en este dibujo.  
************In English (Copied from Google Translate)*********************************
Drawing designed for Halloween. One of the themes was: Owl, and hence, this result. I imagined it as a tattoo or printed on clothing.
In searching for ideas on the Internet, I discovered that, in the past, owls were called cats with wings; They have great flexibility in their neck, which was attributed to them surveillance qualities, nothing that escaped them during the night. And great eyesight, your eyes account for up to 5% of your body weight. They are giants and that part of their body stands out a lot... like cats, a more reason to draw it with more enthusiasm (I love cats).
Owls are animals that are characterized by living in darkness and darkness, Surrounded by magic and mystery through popular culture, they are the great night watchmen. Therefore, nature such as the forest, the moon and a mysterious castle in the distance, accompany him in this drawing.
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rafaelmartinez67 · 1 year ago
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Mar de historias
Una pizca de pimienta/Cristina Pacheco.
Llevo años trabajando en las cocinas. Gracias a Dios acaban de darme el cargo de mayora. Todavía falta para que me jubile, pero ya lo pensé: no voy a retirarme de esto. ¿Qué sería de mi vida sin mi estufa, mis ayudantes, mis ollas, mis compañeras de trabajo Dalila, Águeda y Dinora? Es la empleada de más reciente ingreso.
Ella empezó a trabajar aquí el 15 de enero. El gerente me pidió que la entrenara. Le vi buena disposición y aunque todavía es joven, desde el principio la llevamos bien y, cuando puedo, me gusta ayudarla. No quiero decir que la vea como a una hija, porque no es tan grande la diferencia de edades entre nosotras, pero sí como a una hermana menor.
Desde que se cortó el cabello se ve muy bien, lo malo es que se le notan demasiado los tatuajes que tiene en el cuello. Nunca faltan moscardones que anden rondándola. Le aconsejo que tenga cuidado y no se fíe. No sé mucho de hombres, pero tengo hermanos, así que los conozco lo suficiente como para saber que mientras consiguen lo que quieren son capaces de ofrecerle a una las perlas de la Virgen; pero después, cuando se les pasa el antojo y se encandilan con otra, si te vi, ¡no me acuerdo!
II
Estimo a Dinora, le deseo lo mejor y no me gustaría verla sufrir un desengaño. Por eso le he insistido en que no se encampane a las primeras con cualquier tipo, y menos con alguien como Óliver. Es el repartidor que desde hace un tiempecito viene a dejarnos la carne tres veces por semana. En lo que espera a que se le pague el pedido, va y se sienta en una de las mesas del fondo y platica con mi amiga mientras se toma su cafecito con una banderilla.
Cuando empezó a hacer migas con Dinora, después de que él se iba y yo le preguntaba a ella de qué habían conversado, me contestaba que de futbol, de sus cuates, de su trabajo en la distribuidora de carne y del tianguis donde vende los domingos, pero a últimas fechas, si se lo pregunto, ella me responde que de puras tonterías o que no se acuerda porque no le puso atención. Eso sí me preocupa, me da mala espina porque siento que ella me oculta algo o que ya no me tiene confianza.
No quiero pensar mal, pero hay cositas, cositas raras. Por ejemplo, el día que Óliver llegó bien tarde al restorán. Encontró el puente bloqueado y en la avenida había manifestantes que protestaban por falta de agua en una escuela y el maltrato a los animales. Como no le permitieron el paso con su camioneta, al pobre no le quedó más remedio que bajar el cuarto de res que le habíamos pedido y echárselo sobre los hombros, así que llegó al restaurante sudando a mares, todo despeinado y con la bata manchada de sangre. Al verlo, Dinora corrió a ofrecerle su café, pero él no quiso tomarlo: tenía prisa de irse a entregar otros pedidos, al menos esa fue la explicación que nos dio.
Más tarde, a la hora del almuerzo, noté a Dinora muy callada, le pregunté si había tenido otro problema con la portera de su casa y me dijo que no. Enseguida fue a pedirle permiso al gerente para salir a la sedería porque necesitaba comprar unos hilos y no sé qué otras cosas. Me pareció que era un pretexto para que no siguiera preguntándole, y creo que no me equivoqué porque regresó sin haber comprado nada y con los ojos llorosos.
III
Atando cabos saqué mis conclusiones: para mí que ella sintió feo de que Óliver no le hubiera aceptado el café. Después, cuando íbamos a salir, se lo dije y le aconsejé que no se mortificara por algo tan insignificante. Ya con eso, se soltó a decirme que había sido una tonta por interesarse en un idiota como Óliver y que en adelante, cuando él le hiciera plática, iba a mandarlo por un tubo.
Me dio gusto que al fin entrara en razón y me tranquilicé, pero al siguiente lunes, en cuanto vio aparecer al dichoso repartidor, fue al baño a pintarse los labios, se dio una arregladita, se cambió de zapatos y salió muy contenta a ofrecerle a Óliver su café y su banderilla. Estuvieron bromeando un rato, hasta la cocina me llegaban sus carcajadas y tuve que salir a decirle que fuera a apoyarme con los chamorros.
No necesito preguntárselo a Dinora para saber que Óliver la tiene loca, pero a mí él no me gusta para ella, porque sé que al final de cuentas va a sufrir mucho sin que a él vaya a importarle, como tampoco le importó que antes padecieran otras mujeres por su culpa. Él no me lo dijo claramente, pero me lo dio a entender antes, cuando platicábamos.
Reconozco que Óliver es muy guapo, varonil, simpático y sabe conversar muy sabroso, pero esas cualidades no lo hacen un buen prospecto para Dinora. Por desgracia no he podido conseguir que ella se dé cuenta de eso, pero confío en que suceda algo que le abra los ojos, que la haga darse cuenta de que no necesita ofrecérsele a nadie porque todavía está en posición de elegir. No dudo que encontrará un hombre bueno, que le convenga, aunque no sea tan guapo, tan varonil ni tan buen conversador como Óliver. Eso me consta. Cuando me platicaba, se me venían un chorro de estornudos, como me sucede a veces cuando le pongo una pizca de pimienta a mis guisados.
IV
El gerente nos dio la noticia de que la semana que entra al fin van a inaugurar nuestra sucursal en Tepozotlán. Hace tiempo que no voy para allá, pero me han dicho que está muy modernizado, lleno de buenos restaurantes, entre ellos la sucursal del nuestro. Pienso que Dinora debe irse para allá cuanto antes, para que empiece a darse cuenta de la situación, vea lo que haga falta y prepararse para cuando empiecen a llegar los clientes.
El patrón estuvo de acuerdo en mi sugerencia de que Dinora vaya a encargarse de la sucursal. Cuando lo supo, a ella no la vi muy feliz. Me dijo que extrañará mucho este lugar, a la clientela y, aunque no lo mencionara, de seguro también las conversaciones con Óliver. La entiendo porque sé lo que es oírlo y, sólo por eso, sentir que el mundo cambia, que todo es distinto.
Estoy tranquila porque hice todo lo posible por evitarle una desilusión, pero creo que mis esfuerzos fueron inútiles. Ella no entiende y sigue pensando que ese hombre está entusiasmadísimo con ella. Puede que ahorita sí, pero cuando pase el tiempo y él se canse, Dinora acabará oyéndolo, desde la cocina, conversar y reírse con otras mujeres. Y eso, por Dios que se siente bien feo.
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elproclamador · 10 months ago
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Levítico capítulo 19
En este capítulo Jehová entrega distintos tipos de leyes las cuales las resumimos a continuación:
Cada uno temería a su padre y a su madre.
No adorarían a ídolos
Debían purificarse cuando ofreciesen ofrenda a Dios. Seguirían las reglas de las ofrendas.
No recogerían del suelo la cosecha caída: sería del pobre.
No hurtar, no engañar, no mentir el uno al otro.
No jurar falsamente en el nombre de Dios.
No oprimiría al prójimo reteniéndole el salario (no pago por el trabajo).
No oprimir al sordo o al ciego, ni burlarse de ellos.
No juzgar injustamente
No chismear
No matar
No aborrecerás al prójimo en su pecado, sino que razonarás con el para hacerlo volver al camino de Dios.
No guardaría rencor (Mateo 5.24)
No a la venganza (Romanos 12.19)
Reverenciar al anciano en sus conocimientos
No oprimir al extranjero, porque ellos habían sido extranjeros en Egipto.
Lo esencial de seguir estas reglas era poder llegar a ser como Jehová: Santo (19.2). El orden debía estar presente en el ser humano, y no debían ayuntar animales de otra especie o sembrar con mezclas de semillas (19.19; de aquí se desprende lo que dijo Pablo en 2ª Corintios 6.14). Dios es un Dios de orden, y quería traspasar su carácter a todo su pueblo. Debemos tener el carácter de Dios.
La adivinación estaba prohibida (19.26 – 28; 31). Estas cosas hacían cuando servían a otros dioses como por ejemplo a Moloc[1] (18.21). No debían poner marca en sus cuerpos. Si los tatuajes estaban prohibidos en ese tiempo, ¿por qué no deberían de estarlo ahora? En resumen, la palabra mas descrita aquí es “Yo Jehová” que aparece 15 veces. Estas leyes debían ser obedecidas por una sencilla razón: eran entregadas por el gran YO SOY.  Como dice el versículo 37: “Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra. Yo Jehová”.
[1] Moloc era una divinidad adorada por los amonitas (1ª Reyes 11.7) sobre el cual se llegaban a sacrificar niños recién nacidos. Muchos personajes en la historia bíblica no hicieron caso a las palabras de Jehová y se entregaron a este dios pagano (Jeremías 7.31; Ezequiel 16.21; 2ª Crónicas 28.3; 2ª Reyes 17.17)
Por. Jeff Michell
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cuerdalocura · 2 years ago
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SHE / ELLA / AEV
Bueno, quiero escribir sobre la persona más especial de mi vida AEV, ella es el amor de mi eternidad.
Es una persona muy admirable, se esfuerza en hacer todo bien y ayudar a los demás. Tiene un corazón noble y único que conecta con la naturaleza; los animales se acercan a saludarla.
Una vez le dije que besarla se sentia como abrazar a un arbol, pues me daba mucha paz.
Ella tiene unos ojos hermosos color caramelo, unas cejas delicadas y bien peinadas, una nariz pequeña y respingada, unos lunares que adornan su hermoso rostro, unas orejas pequeñas y hermosas, un cabello castaño claro, vellos rubios y.. su sonrisa, Dios, SU SONRISA hace una combinación perfecta con sus dientes y sus ojos los cuales al sonreír sueltan un brillo único que se compara al de los diamantes, y al instante se aprecia la descripción gráfica de la hermosura, sinceridad y autenticidad.
Ella me enseñó a amar como nadie, de manera incondicional; la forma en como ella ama es muy hermosa. Comenzando por sus miradas, sus besos, sus detalles, etc. Los besos que nos damos son una mezcla de amor puro y pasión, la cual viene aumentado conforme pasan los días, meses, años.
Tocar su mano me da tranquilidad, me hace sentir que ella estará siempre conmigo, son unas manos super suaves y habiles. Podría estar todo el día besando sus manos.
Tiene un cuerpo de impacto, con vellos rubios que brillan al sol, una piel única con una textura fuera de este sistema solar, estoy seguro que solo ella tiene esa piel en todo el universo. Su piel va pintada por tatuajes que van tallando y pintando su estilo y silueta como una diosa.
Amo tocar su cintura, amo sentir su estomago, besarlo suave con mucha paciencia y soplarlo para que suene gracioso y le haga cosquillas.
Sus pechos, sus senos, me reservo el detalle para mi, solo puedo decir que son los más hermosos y delicados que pueden existir. Parecen hechos por el mismo creador, personalizado, amo darle besos y lamerlos.
Sus nalgas, son un par de pedazos de carne redondos acompañados de un tatuaje que le sirve de sombrero. Amo tocarlo, nalguearlo, morderlo, rosarlo, chocarlo, acariciarlo, besarlo, etc. Disculpen, me deje llevar un poco y me desvié.
Amo su aroma, es un aroma que solo suelta ella. Ella no me creía por que decía que era su perfume, pero yo supe distinguir entre el y su aroma. La fragancia mas exquisita que he percibido. Toda su piel hermosa bota ese aroma, esa escencia que te hipnotiza y trae tranquilidad
Sus hermosos pies pequeños. A ella le encanta estar descalza y mostrarlos, amo sus dedos con uñas super delgaditas y delicadas.
Mi amor, tiene un alma muy libre, es tenaz y aventurera. Le encanta conocer nuevas culturas, lugares, personas, encaja perfectamente conmigo. También le encanta cantar en Karaoke y rumbear.
Somos un complemento perfecto, nos sumamos uno con el otro.
El primer día que nos citamos hicimos click en todos los sentidos.
Yo daría el alma por ella, yo solo quiero que sepa que quiero hacerla la mujer más feliz del mundo, y me esforzaré cada día para conseguirlo.
La felicidad está en los pequeños detalles, no en lo material (aunque también ayuda je).
Quiero que sepa que estoy muy orgulloso de la mujer en la que se ha convertido. Una mujer hecha y derecha, responsable y comprometida con su futuro.
Amo como le quedan todas sus prendas. Es tan sorprenderte como puedes llegar a admirar tanto a alguien, sumando que te gusta física y espiritualmente. Sea como sea que esté vestida irradia belleza e inteligencia.
Me despido en esta ocasión hablando de su voz, su voz melodiosa, que me trae paz y tranquilidad. Amo ver esos labios mencionando mi nombre, si sabes a lo que me refiero jajaja
Esta relación es lo más preciado que tengo y tengo que aprender día a día a cuidarlo.
TE AMO AEV
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vaniinh · 1 year ago
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4, 24, 37, and 80
4. La naturaleza, los animales, y el tecito de toronjil.
24. No lo sé aún, pero me gusta la ropita de frío, suéteres, mallas, vestidos calientitos
37. Piercings sólo la barra en la oreja y tatuajes me haría a mi gatita
80. Me gusta decir "gajos de naranja" y "calaña"
Gracias c:
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millennialshqs · 2 years ago
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¿alguien conoce a karina da silva? los rumores llenan todos los rincones y los hechos seguramente darán de qué hablar.
martes, ¡bienvenida a millennialshqs! estamos felices de recibirte en el grupo y no podemos esperar a ver cómo tu personaje se desarrolla en esta historia. recordá enviar la cuenta de tu personaje pronto y, en caso de necesitar cualquier cosa, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.
OOC. 
nombre: martes. 
pronombres: ella / suya.
edad: 24.
zona horaria:  chile.
triggers: zoofilia / abuso sexual / abuso de animales. 
¿algo que agregar? ditto jé.
IC. 
nombre: karina da silva.
pronombres: ella / suya.
faceclaim:  camila queiroz.
edad: 26.
esqueleto: o4.
fecha de cumpleaños: cinco de abril.
descripción psicológica: ( párrafo o mínimo seis ítems. )
es una luchadora como ninguna. no creció con las grandes riquezas y sus padres se esforzaron en cada momento, pero karina siempre supo lo que quería y no dudo luchar por aquello en el primer momento que cumplió la mayoría de edad. es alguien que siempre pude con las adversidades y una mente tan fuerte que ha ido construyendo con el pasar de los años. tiene un corazón duro y suele ser sarcástica, pero todo eso debe a los problemas que le han dado en la vida.
descripción física: ( pueden adjuntar el link de una foto del aspecto físico CANÓNICO del personaje, una descripción o detalles específico que quieras que sean tenidos en cuenta a lo largo del grupal. ej: tatuajes, cicatrices, color de cabello, etc )
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es un ángel. tiene su cabello castaño largo, que suele córtalo en raras ocasiones. no tiene tatuajes y menos cicatrices, casi perfecta como suelen decirle. suele usar ropa de moda y mantener un armario negro para su dia a dia. tiene un par de lunares en su rostro que suelen marcarse bastante cuando tiene un rostro pálido por el frío.
en caso de unfollow, ¿dejarías que se continúe utilizando tu personaje como no jugable? sí / no.
¿dejarías que todo lo que rolees pueda tener impacto directo sobre la trama del grupal? es decir, que a partir de tus convos la administración pueda usar cierta información para futuras actividades. sí / sí, pero hablándolo primero / no.
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ophevlias · 2 years ago
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presentando a : 𝗢𝗣𝗛𝗘𝗟𝗜𝗔 𝗣𝗟𝗔𝗧𝗧 — veintinco, actriz, esqueleto 𝐚𝟏 * 𝐭𝐡𝐞 𝐡𝐨𝐥𝐲 𝐭𝐫𝐢𝐧𝐢𝐭𝐲.
hooola! acá daisy llegando tarde, pero llegando, aquí presentando a la primera de su descendencia. así que, bajo el read more encontrarán más información acerca de ella, pueden darle like a este post e iré corriendo a molestarles y cualquier cosita me pueden preguntar por im o en discord ( dandelions#2720 ).
nació en los angeles y ha vivido toda su vida ahí, excepto por la temporadas en las que su madre le arrastraba hasta nueva york ya que es una reconocida modelo, mientras que su padre tiene una firma de abogados de divorcio a la cuál asiste una enorme cantidad de celebridades y personas de importancia en la ciudad.
es hija única, por lo que siempre ha sentido la enorme responsabilidad de hacer orgullosos a sus padres, lo que ha resultado bien hacía su padre, mientras que para su progenitora... ella misma ha dicho en más de una ocasión que ophelia llegó al mundo solo a dejarle unas marcas en el cuerpo tras el embarazo y llevarle la contraria.
es bastante inteligente y soñaba con tener su propia veterinaria desde niña, pero esa ilusión fue descartada por completo por sus padres diciéndole que no le serviría de nada, que no sería una doctora real.
a pesar de sus buenas calificaciones, sobrevivir en la escuela es difícil, es algo torpe para forjar amistades y ciertas personas le terminan detestando sin si quiera conocerle por el apellido que porta, ya que su padre y su firma ha divorciado a la mitad de los angeles.
decide irse por el mundo de la actuación a los quince cuando le cae un papel sin si quiera pedirlo ( tiempo después se da cuenta que su madre fue quién lo pidió #nepobaby ) sin si quiera haber tomado una clase de actuación o tomar interés propio, pero le ayuda a no tener que ir a la escuela, así que lo acepta sin pensarlo dos veces.
ha atrapado a su padre siéndole infiel a su madre varias veces, y sin importar las promesas de que no volverá a hacerlo... vuelve a caer en lo mismo. al comienzo fue shockeante ver como su persona favorita terminaba convertirse en exactamente lo que él mismo se quejaba cada cena de la enorme cantidad de adulterios con los que tenía que lidiar en el trabajo. su madre se entera, pero finge que todo se encuentra bien, y lo está, al menos al comienzo, hasta que los vidrios rotos y los gritos comienzan a ser pan de cada día.
en sus días libres suele ir al refugio de animales y trabaja como voluntaria, siempre utilizando sus redes sociales e influencia para encontrarle hogar a la mayor cantidad de canes y felinos que pueda.
tuvo su "época oscura" de rebeldía en la que iba a fiestas a casi diario y las fotografías de ella ebria eran lo que su madre primero veía en la mañana, las críticas siendo su periódico matutino de como su hija menor de veintiuno estaba desenfrenada con faldas demasiado cortas, bailando con desconocidos y con tatuajes ( solo se hizo uno y fue para enfadar a su madre ).
su personalidad : DIFÍCIL CARÁCTER es como su madre le ha descrito a lo largo de su vida cuando inclinación a llevarle la contraria ha estado presente desde que tiene memoria, mientras que su padre diría que se trata de una joven AFABLE y CARISMÁTICA, ( casi ) siempre dispuesta en prestar una mano a quienes la necesiten, cierta forma de hacerle sentir mejor por el apellido que carga y la fortuna que trae detrás, no llegándose a sentir del todo merecedora. a pesar de parecer ser amiga de muchos, no se le hace fácil establecer amistades duraderas, existen periodos en los que se consideraría a si misma una persona SOLITARIA, aunque no del todo, porque suele estar acompañada de sus gatos y perros. por naturaleza es AVENTURERA, lo que le ha metido en más de un problema del que no ha sido difícil zafarse, después de todo, ha aprendido a ser MANIPULADORA, algo que se encuentra codificado en su adn gracias a su madre.
bueno, buscamos todo tipo de conexiones, estoy completamente abierta a sus bellas ideas! pero aquí van algunas : personas que le hayan conocido de la escuela y que le detestasen por el divorcio de sus padres, gente de la vida nocturna que quizás le haya prestado un oído para que se desahogara o un brazo para que hiciera enojar aún más a su mamá, otros que la conozcan solo de la televisión y crean que es una mala actriz, exes, etc.
ya saben, cualquier cosita me hablan!
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hipertexto · 2 years ago
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Extractos de La Familia de Pascual Duarte Por Camilo José Cela
Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya.
La cuadra era lo peor; era lóbrega y oscura, y en sus paredes estaba empapado el mismo olor a bestia muerta que desprendía el despeñadero cuando allá por el mes de mayo comenzaban los animales a criar la carroña que los cuervos habíanse de comer.
¡Los habitantes de las ciudades viven vueltos de espaldas a la verdad y muchas veces ni se dan cuenta siquiera de que a dos leguas, en medio de la llanura, un hombre del campo se distrae pensando en ellos mientras dobla la caña de pescar, mientras recoge del suelo el cestillo de mimbre con seis o siete anguilas dentro! Sin embargo, la pesca siempre me pareció pasatiempo poco de hombres, y las más de las veces dedicaba mis ocios a la caza; en el pueblo me dieron fama de no hacerlo mal del todo y, modestia aparte, he de decir con sinceridad que no iba descaminado quien me la dio.
La perra volvió a echarse frente a mí y volvió a mirarme; ahora me doy cuenta de que tenía la mirada de los confesores, escrutadora y fría, como dicen que es la de los linces... un temblor recorrió todo mi cuerpo; parecía como una corriente que forzaba por salirme por los brazos, el pitillo se me había apagado; la escopeta, de un solo caño, se dejaba acariciar, lentamente, entre mis piernas. La perra seguía mirándome fija, como si no me hubiera visto nunca, como si fuese a culparme de algo de un momento a otro, y su mirada me calentaba la sangre de las venas de tal manera que se veía llegar el momento en que tuviese que entregarme; hacía calor, un calor espantoso, y mis ojos se entornaban dominados por el mirar, como un clavo, del animal. Cogí la escopeta y disparé; volví a cargar y volví a disparar. La perra tenía una sangre oscura y pegajosa que se extendía poco a poco por la tierra.
blasfemaba las peores cosas a cada momento y por los más débiles motivos. Vestía siempre de luto y era poco amiga del agua, tan poco que si he de decir la verdad, en todos los años de su vida que yo conocí, no la vi lavarse más que en una ocasión en que mi padre la llamó borracha y ella quiso como demostrarle que no le daba miedo el agua. El vino en cambio ya no le disgustaba tanto y siempre que apañaba algunas perras, o que le rebuscaba el chaleco al marido, me mandaba a la taberna por una frasca que escondía, porque no se la encontrase mi padre, debajo de la cama.
Mi madre, por ofenderlo, le decía que el papel no decía nada de lo que leía y que todo lo que decía se lo sacaba mi padre de la cabeza, y a éste, el oírla esa opinión le sacaba de quicio; gritaba como si estuviera loco, la llamaba ignorante y bruja y acababa siempre diciendo a grandes voces que si él supiera decir esas cosas de los papeles a buena hora se le hubiera ocurrido casarse con ella. Ya estaba armada. Ella le llamaba desgraciado y peludo, lo tachaba de hambriento y portugués, y él, como si esperara a oír esa palabra para golpearla, se sacaba el cinturón y la corría todo alrededor de la cocina hasta que se hartaba.
decía mi padre que la lucha por la vida era muy dura y que había que irse preparando para hacerla frente con las únicas armas con las que podíamos dominarla, con las armas de la inteligencia…. Mi padre, que, como digo, tenía un carácter violento y autoritario para algunas cosas, era débil y pusilánime para otras: en general tengo observado que el carácter de mi padre sólo lo ejercitaba en asuntillos triviales, porque en las cosas de trascendencia, no sé si por temor o por qué, rara vez hacía hincapié.
Ya lo dice el refrán: mujer de parto lento y con bigote... (la segunda parte no la escribo en atención a la muy alta persona a quien estas líneas van dirigidas).
Mi padre se sentaba en el suelo, a la vera del cajón, y mirando para la hija se le pasaban las horas, con una cara de enamorado como decía la señora Engracia, que a mí casi me hacía olvidar su verdadero sistema. Después se levantaba, se iba a dar una vuelta por el pueblo, y cuando menos lo pensábamos, a la hora a que menos costumbre teníamos de verlo venir allí lo teníamos, otra vez al lado del cajón, con la cara blanda y la mirada tan humilde que cualquiera que lo hubiera visto, de no conocerlo, se hubiera creído ante el mismísimo san Roque.
pronto la niña se hizo la reina de la casa y nos hacía andar a todos más derechos que varas. Si el bien hubiera sido su natural instinto, grandes cosas hubiera podido hacer, pero como Dios se conoce que no quiso que ninguno de nosotros nos distinguiésemos por las buenas inclinaciones, encarriló su discurrir hacia otros menesteres y pronto nos fue dado el conocer que si bien no era tonta, más hubiera valido que lo fuese; servía para todo y para nada bueno: robaba con igual gracia y donaire que una gitana vieja, se aficionó a la bebida de bien joven, servía de alcahueta para los devaneos de la vieja, y como nadie se ocupó de enderezarla —y de aplicar al bien tan claro discurrir— fue de mal en peor hasta que un día, teniendo la muchacha catorce años, arrambló con lo poco de valor que en nuestra choza había, y se marchó a Trujillo, a casa de la Elvira. El efecto que su marcha produjo en mi casa ya se puede figurar usted cuál fue; mi padre culpaba a mi madre, mi madre culpaba a mi padre... Es curioso pensar que mi padre, que a bruto y cabezón ganaban muy pocos, era a ella la única persona que escuchaba; bastaba una mirada de Rosario para calmar sus iras, y en más de una ocasión buenos golpes se ahorraron con su sola presencia. ¡Quién iba a suponer que a aquel hombrón lo había de dominar una tierna criatura!
Usted sabrá disculpar el poco orden que llevo en el relato, que por eso de seguir por la persona y no por el tiempo me hace andar saltando del principio al fin y del fin a los principios como langosta vareada, pero resulta que de manera alguna, que ésta no sea, podría llevarlo, ya que lo suelto como me sale y a las mientes me viene, sin pararme a construirlo como una novela, ya que, a más de que probablemente no me saldría, siempre estarla a pique del peligro que me daría el empezar a hablar y a hablar para quedarme de pronto tan ahogado y tan parado que no supiera por dónde salir.
El nacer del pobre Mario —que así hubimos de llamar al nuevo hermano— más tuvo de accidentado y de molesto que de otra cosa, porque, para colmo y por si fuera poca la escandalera de mi madre al parir, fue todo a coincidir con la muerte de mi padre, que si no hubiera sido tan trágica, a buen seguro movería a risa así pensada en frío. Dos días hacía que a mi padre lo teníamos encerrado en la alacena cuando Mario vino al mundo; le había mordido un perro rabioso, y aunque al principio parecía que libraba de rabiar, más tarde hubieron de acometerle unos tembleques que nos pusieron a todos sobre aviso…. ¡Dios, y qué fuerza hubimos de hacer todos para reducirlo! Pateaba como un león, juraba que nos había de matar a todos, y tal fuego había en su mirar, que por seguro lo tengo que lo hubiera hecho si Dios lo hubiera permitido… Cuando tocó a enterrarlo, don Manuel, el cura, me echó un sermoncete en cuanto me vio…. Desde aquel día siempre que veía a don Manuel lo saludaba y le besaba la mano, pero cuando me casé hubo de decirme mi mujer que parecía marica haciendo tales cosas y, claro es, ya no pude saludarlo más; después me enteré que don Manuel había dicho de mí que era talmente como una rosa en un estercolero y bien sabe Dios qué ganas me entraron de ahogarlo en aquel momento; después se me fue pasando y, como soy de natural violento, pero pronto, acabé por olvidarlo, porque además, y pensándolo bien, nunca estuve muy seguro de haber entendido a derechas
la suerte se volvió tan de su contra que, sin haberlo buscado ni deseado, sin a nadie haber molestado y sin haber tentado a Dios, un guarro (con perdón) le comió las dos orejas.
al señor Rafael que en casa estaba porque, desde la muerte de mi padre, por ella entraba y salía como por terreno conquistado; no se le ocurriera peor cosa al pobre que morderle en una pierna al viejo, y nunca lo hubiera hecho, porque éste con la otra pierna le arreó tal patada en una de las cicatrices que lo dejó como muerto y sin sentido, manándole una agüilla que me dio por pensar que agotara la sangre.
dejó de ser una madre en mi corazón y hacia qué tiempo llegó después a convertírseme en un enemigo. En un enemigo rabioso, que no hay peor odio que el de la misma sangre; en un enemigo que me gastó toda la bilis, porque a nada se odia con más intensos bríos que a aquello a que uno se parece y uno llega a aborrecer el parecido…Odiarla, lo que se dice llegar a odiarla, tardé algún tiempo —que ni el amor ni el odio fueran cosa de un día—
es gracioso —y triste también, ¡bien lo sabe Dios!— pararse a considerar que si el esfuerzo de memoria que por estos días estoy haciendo se me hubiera ocurrido años atrás, a estas horas, en lugar de estar escribiendo en una celda, estaría tomando el sol en el corral, o pescando anguilas en el regato, o persiguiendo conejos por el monte. Estaría haciendo otra cosa cualquiera de esas que hacen —sin fijarse— la mayor parte de los hombres; estaría libre, como libres están —sin fijarse tampoco— la mayor parte de los hombres; tendría por delante Dios sabe cuántos años de vida, como tienen —sin darse cuenta de que pueden gastarlos lentamente— la mayor parte de los hombres...
Yo andaba preocupado y como pensativo, como temeroso del paso que iba a dar —¡casarse es una cosa muy seria, qué caramba!— y momentos de flaqueza y desfallecimiento tuve, en los que le aseguro que no me faltó nada para volverme atrás y mandarlo todo a tomar vientos, cosa que si no llegué a hacer fue por pensar que como la campanada iba a ser muy gorda y, en realidad, no me había de quitar más miedo, lo mejor sería estarme quieto y dejar que los acontecimientos salieran por donde quisieran: los corderos quizás piensen lo mismo al verse llevados al degolladero... De mí puedo decir que lo que se avecinaba momento hubo en que pensé que me había de hacer loquear. No sé si sería el olfato que me avisaba de la desgracia que me esperaba.
Mala cosa es la desgracia, créame. La felicidad de aquellos dos días llegaba ya a extrañarme por lo completa que parecía.
Al tercer día, el sábado, se conoce que señalados por los familiares de la atropellada, nos fuimos a encontrar de manos a bruces con la pareja. Una turbamulta de chiquillos se agolpó a la puerta al saber que por allí andaba la guardia civil, y nos dio una cencerrada que hubimos de tener un mes entero clavada en los oídos. ¿Qué maligna crueldad despertará en los niños el olor de los presos?; nos miran como bichos raros con los ojos todos encendidos, con una sonrisilla viciosa por la boca, como miran a la oveja que apuñalan en el matadero —esa oveja en cuya sangre caliente mojan las alpargatas—, o al perro que dejó quebrado el carro que pasó —ese perro que tocan con la varita por ver si está vivo todavía—, o a los cinco gatitos recién nacidos que se ahogan en el pilón, esos cinco gatitos a los que apedrean, esos cinco gatitos a los que sacan de vez en cuando por jugar, por prolongarles un poco la vida — ¡tan mal los quieren!—, por evitar que dejen de sufrir demasiado pronto...
En la taberna, como había una guitarra, mucho vino y suficiente buen humor, estábamos todos como radiantes y alborozados, dedicados a lo nuestro y tan ajenos al mundo que, entre el cantar y el beber, se nos iban pasando los tiempos como sin sentirlos. Zacarías, el del señor Julián, se arrancó por seguidillas. ¡Daba gusto oírlo con su voz tan suave como la de un jilguero! Cuando él cantaba, los demás —mientras anduvimos serenos— nos callábamos a escuchar como embobados, pero cuando tuvimos más arranque, por el vino y la conversación, nos liamos a cantar en rueda y, aunque nuestras voces no eran demasiado templadas, como llegaron a decirse cosas divertidas, todo se nos era perdonado.Es una pena que las alegrías de los hombres nunca se sepa dónde nos han de llevar, porque de saberlo no hay duda que algún disgusto que otros nos habríamos de ahorrar; lo digo porque la velada en casa del Gallo acabó como el rosario de la aurora por eso de no sabernos ninguno parar a tiempo. La cosa fue bien sencilla, tan sencilla como siempre resultan ser las cosas que más vienen a complicarnos la vida.
—¿Quieres que salgamos al campo?
—¡No hace falta!
—¡Muy bravo te sientes!
Los amigos se echaron a un lado, que nunca fuera cosa de hombres meterse a evitar las puñaladas. Yo abrí la navaja con parsimonia; en esos momentos una precipitación, un fallo, puede sernos de unas consecuencias funestas. Se hubiera podido oír el vuelo de una mosca, tal era el silencio. Me fui hacia él y, antes de darle tiempo a ponerse en facha, le arreé tres navajazos que lo dejé como temblando. Cuando se lo llevaban, camino de la botica de don Raimundo, le iba manando la sangre como de un manantial...
Pasábamos por el cementerio.
—¡Qué mal se debe estar ahí dentro!
—¡Hombre! ¿Por qué dices eso? ¡Qué pensamientos más raros se te ocurren!
—¡Ya ves!
El ciprés parecía un fantasma alto y seco, un centinela de los muertos.
—Feo está el ciprés...
—Feo.
En el ciprés una lechuza, un pájaro de mal agüero, dejaba oír su silbo misterioso.
—Mal pájaro ese.
—Malo...
—Y que todas las noches está ahí.
—Todas...
—Parece como si gustase de acompañar a los muertos.
—Porque no puede ser, hijo. ¡Tu mujer está mala! —¿Mala?
—Sí.
—¿Qué le pasa?
—Nada; que abortó.
—Sí; la descabalgó la yegua...
La rabia que llevaba dentro no me dejó ver claro; tan obcecado estaba que ni me percaté de lo que oía.
—¿Dónde está la yegua?
—En la cuadra.
La puerta de la cuadra que daba al corral era baja de quicio. Me agaché para entrar; no se veía nada.
—¡To, yegua!
La yegua se arrimó contra el pesebre; yo abrí la navaja con cuidado; en esos momentos, el poner un pie en falso puede sernos de unas consecuencias funestas. —¡To, yegua! Volvió a cantar el gallo en la mañana.
—¡To, yegua!
La yegua se movía hacia el rincón. Me arrimé; llegué hasta poder darle una palmada en las ancas. El animal estaba despierto, como impaciente.
—¡To, yegua!
Fue cosa de un momento. Me eché sobre ella y la clavé; la clavé lo menos veinte veces...
Tenía la piel dura; mucho más dura que la de Zacarías... Cuando de allí salí saqué el brazo dolido; la sangre me llegaba hasta el codo. El animalito no dijo ni pío; se limitaba a respirar más hondo y más de prisa, como cuando la echaban al macho
Al año, o poco menos, de haberse malogrado lo que hubiera de venir, quedó Lola de nuevo encinta y pude ver con alegría que idénticas ansias y los mismos desasosiegos que la vez primera me acometían: el tiempo pasaba demasiado despacio para lo de prisa que quisiera yo verlo pasar, y un humor endiablado me acompañaba como una sombra dondequiera que fuese. Me torné huraño y montaraz, aprensivo y hosco, y como ni mi mujer ni mi madre entendieran gran cosa de caracteres, estábamos todos en un constante vilo por ver dónde saltaba la bronca. Era una tensión que nos destrozaba, pero que parecía como si la cultivásemos gozosos; todo nos parecía alusivo, todo malintencionado, todo de segunda intención. ¡Fueron unos meses de un agobio como no puede usted ni figurarse!…de prisa, casi gimiendo y poniéndome unos ojos que destrozaban el corazón. A ella también se le habían ahogado las crías en el vientre. En su inocencia, ¡quién sabe si no conocería la mucha pena que su desgracia me produjera!, eran tres los perrillos que vivos no llegaron a nacer; los tres igualitos, los tres pegajosos como el almíbar, los tres grises y medio sarnosos como ratas. Abrió un hoyo entre los cantuesos y allí los metió. Cuando al salir al monte detrás de los conejos parábamos un rato por templar el aliento, ella, con ese aire doliente de las hembras sin hijos, se acercaba hasta el hoyo por olerlo.
Ahora hay que tener cuidado con él.
—Sí, ahora es cuando hay que tener cuidado. —De los cerdos...
El recuerdo de mi pobre hermano Mario me asaltaba; si yo tuviera un hijo con la desgracia de Mario, lo ahogaría para privarle de sufrir.
—Sí; de los cerdos...
—Y de las fiebres también.
—Sí.
—Y de las insolaciones...
—Sí; también de las insolaciones...
El pensar que aquel tierno pedazo de carne que era mi hijo, a tales peligros había de estar sujeto, me ponía las carnes de gallina.
—Le pondremos vacuna.
—Cuando sea mayorcito...
—Y lo llevaremos siempre calzado, porque no se corte los pies. —Y cuando tenga siete añitos lo mandaremos a la escuela... —Y yo le enseñaré a cazar...
Lola se reía, ¡era feliz! Yo también me sentía feliz, ¿por qué no decirlo?, viéndola a ella, hermosa como pocas, con un hijo en el brazo como una santa María.
—¡Haremos de él un hombre de provecho!
¡Qué ajenos estábamos los dos a que Dios —que todo lo dispone para la buena marcha de los universos— nos lo había de quitar! Nuestra ilusión, todo nuestro bien, nuestra fortuna entera, que era nuestro hijo, habíamos de acabar perdiéndolo aun antes de poder probar a encarrilarlo. ¡Misterios de los afectos, que se nos van cuando más falta nos hacen!
Sin encontrar una causa que lo justificase, aquel gozar en la contemplación del niño me daba muy mala espina. Siempre tuve muy buen ojo para la desgracia —no sé si para mi bien o si para mi mal— y aquel presentimiento, como todos, fue a confirmarse al rodar de los meses como para seguir redondeando mi desdicha, esa desdicha que nunca parecía acabar de redondearse.
Mi mujer seguía hablándome del hijo.
—Bien se nos cría..., parece un rollito de manteca.
Y aquel hablar y más hablar de la criatura hacía que poco a poco se me fuera volviendo odiosa; nos iba a abandonar, a dejar hundidos en la desesperanza más ruin, a deshabitarnos como esos cortijos arruinados de los que se apoderan las zarzas y las ortigas, los sapos y los lagartos, y yo lo sabía, estaba seguro de ello, sugestionado de su fatalidad, cierto de que más tarde o más temprano tenía que suceder, y esa certeza de no poder oponerme a lo que el instinto me decía, me ponía los genios en una tensión que me los forzaba.
A la desgracia no se acostumbra uno, créame, porque siempre nos hacemos la ilusión de que la que estamos soportando la última ha de ser, aunque después, al pasar de los tiempos, nos vayamos empezando a convencer —¡y con cuánta tristeza!— que lo peor aún está por pasar...
Se me ocurren estos pensamientos porque si cuando el aborto de Lola y las cuchilladas de Zacarías creí desfallecer de la nostalgia, no por otra cosa era — ¡bien es cierto!— sino porque aún no sospechaba en lo que había de parar.
Tres mujeres hubieron de rodearme cuando Pascualillo nos abandonó; tres mujeres a las que por algún vínculo estaba unido, aunque a veces me encontrase tan extraño a ellas como al primer desconocido que pasase, tan desligado de ellas como del resto del mundo, y de esas tres mujeres, ninguna, créame usted, ninguna, supo con su cariño o con sus modales hacerme más llevadera la pena de la muerte del hijo; al contrario, parecía como si se hubiesen puesto de acuerdo para amargarme la vida. Esas tres mujeres eran mi mujer, mi madre y mi hermana.
¡Quién lo hubiera de decir, con las esperanzas que en su compañía llegué a tener puestas!
Las mujeres son como los grajos, de ingratas y malignas. Siempre estaban diciendo:
—¡El angelito que un mal aire se llevó!
—¡Para los limbos por librarlo de nosotros!
—¡La criatura que era mismamente un sol!
—¡Y la agonía!
—¡Que ahogadito en los brazos lo hube de tener!
Parecía una letanía, agobiadora y lenta como las noches de vino, despaciosa y cargante como las andaduras de los asnos.
Y así un día, y otro día, y una semana, y otra... ¡Aquello era horrible, era un castigo de los cielos, a buen seguro, una maldición de Dios!
Y yo me contenía.
Es el cariño —pensaba— que las hace ser crueles sin querer.» Y trataba de no oír, de no hacer caso, de verlas accionar sin tenerlas más en cuenta que si fueran fantoches, de no poner cuidado en sus palabras... Dejaba que la pena muriese con el tiempo, como las rosas cortadas, guardando mi silencio como una joya por intentar sufrir lo menos que pudiera. ¡Vanas ilusiones que no habían de servirme para otra cosa que para hacerme extrañar más cada día la dicha de los que nacen para la senda fácil, y cómo Dios permitía que tomarais cuerpo en mi imaginación!
Temía la puesta del sol como al fuego o como a la rabia; el encender el candil de la cocina, a eso de las siete de la tarde, era lo que más me dolía hacer en toda la jornada. Todas las sombras me recordaban al hijo muerto, todas las subidas y bajadas de la llama, todos los ruidos de la noche, esos ruidos de la noche que casi no se oyen, pero que suenan en nuestros oídos como los golpes del hierro contra el yunque.
Allí estaban, enlutadas como cuervos, las tres mujeres, calladas como muertos, hurañas, serias como carabineros. Algunas veces yo les hablaba por tratar de romper el hielo.
—Duro está el tiempo.
—Sí...
Y volvíamos todos al silencio.
Yo insistía.
—Parece que el señor Gregorio ya no vende la mula. ¡Para algo la necesitará!
—Sí...
—¿Habéis estado en el río? —No...
—¿Y en el cementerio? —Tampoco...
—Sí. El silencio con su larga campana volvió a llenar el cuarto.
—¿Dónde andará aquel aire?
—¡Aquel mal aire traidor! Lola tardó algún tiempo en contestar.
—No sé...
—¡Habrá llegado al mar! Atravesando criaturas... Una leona atacada no tuviera aquel gesto que puso mi mujer.
—¡Para que una se raje como una granada! ¡Parir para que el aire se lleve lo parido, mal castigo te espere!
—¡Si la vena de agua que mana gota a gota sobre el charco pudiera haber ahogado aquel mal aire!
—¡Para esto te di yo dos hijos, que ni el andar de la caballería ni el mal aire en la noche supieron aguantar!
Estaba como loca, como poseída por todos los demonios, alborotada y fiera como un gato montés... Yo aguantaba callado la gran verdad.
—¡Eres como tu hermano!
...la puñalada a traición que mi mujer gozaba en asestarme...
—¿Qué es lo que quieres ver?
—Que tenemos los hombres un corazón muy recio.
—Que para nada os sirve...
—¡Nos sirve para todo!
No entendía; mi madre no entendía. Me miraba, me hablaba... ¡Ay, si no me mirara!
—¿Ves los lobos que tiran por el monte, el gavilán que vuela hasta las nubes, la víbora que espera entre las piedras?
—¡Pues peor que todos juntos es el hombre! —¿Por qué me dices esto?
—¡Por nada! Pensé decirle:
—¡Porque os he de matar!
Se mata sin pensar, bien probado lo tengo; a veces, sin querer. Se odia, se odia intensamente, ferozmente, y se abre la navaja, y con ella bien abierta se llega, descalzo, hasta la cama donde duerme el enemigo. Es de noche, pero por la ventana entra el claror de la luna; se ve bien. Sobre la cama está echado el muerto, el que va a ser el muerto. Uno lo mira; lo oye respirar; no se mueve, está quieto como si nada fuera a pasar. Como la alcoba es vieja, los muebles nos asustan con su crujir que puede despertarlo, que a lo mejor había de precipitar las puñaladas. El enemigo levanta un poco el embozo y se da la vuelta: sigue dormido. Su cuerpo abulta mucho; la ropa engaña. Uno se acerca cautelosamente; lo toca con la mano con cuidado. Está dormido, bien dormido; ni se había de enterar...Pero no se puede matar así; es de asesinos. Y uno piensa volver sobre sus pasos, desandar lo ya andado... No; no es posible. Todo está muy pensado; es un instante, un corto instante y después... Pero tampoco es posible volverse atrás. El día llegará y en el día no podríamos aguantar su mirada, esa mirada que en nosotros se clavará aún sin creerlo.Habrá que huir; que huir lejos del pueblo, donde nadie nos conozca, donde podamos empezar a odiar con odios nuevos. El odio tarda años en incubar; uno ya no es un niño y cuando el odio crezca y nos ahogue los pulsos, nuestra vida se irá. El corazón no albergará más hiel y ya estos brazos, sin fuerza, caerán...
Cuando la paz invade las almas pecadoras es como cuando el agua cae sobre los barbechos, que fecunda lo seco y hace fructificar al erial. Lo digo porque, si bien más tiempo, mucho más tiempo del debido tardé en averiguar que la tranquilidad es como una bendición de los cielos, como la más preciada bendición que a los pobres y a los sobresaltados nos es dado esperar, ahora que ya lo sé, ahora que la tranquilidad con su amor ya me acompaña, disfruto de ella con un frenesí y un regocijo que mucho me temo que, por poco que me reste de respirar —¡y bien poco me resta!—, la agote antes de tiempo. Es probable que si la paz a mí me hubiera llegado algunos años antes, a estas alturas fuera, cuando menos, cartujo, porque tal luz vi en ella y tal bienestar, que dudo mucho que entonces no hubiera sido fascinado como ahora lo soy. Pero no quiso Dios que esto ocurriera y hoy me encuentro encerrado y con una condena sobre la cabeza que no sé qué sería mejor, si que cayera de una buena vez o que siguiera alargando esta agonía, a la que sin embargo me aferro con más cariño, si aún cupiese, que el que para aferrarme emplearía de ser suave mi vivir. Usted sabe muy bien lo que quiero decir... Envidio al ermitaño con la bondad en la cara, al pájaro del cielo, al pez del agua, incluso a la alimaña de entre los matorrales, porque tienen tranquila la memoria. ¡Mala cosa es el tiempo pasado en el pecado!
—La fe es como la luz que guía nuestras almas a través de las tinieblas de la vida.
—Sí...
—Como un bálsamo milagroso para las almas dolidas...
Estas cosas en las que tanta parte tiene la memoria hay que cuidarlas con el mayor cariño porque de trastocar los acontecimientos no otro arreglo tendría el asunto sino romper los papeles para reanudar la escritura, solución de la que escapo como del peligro por eso de que nunca segundas partes fueran buenas. Quizás encuentre usted presumido este afán mío de que las cosas secundarias me salgan bien cuando las principales tan mal andan, y quizás piense usted con la sonrisa en la boca que es mucha pretensión por parte mía tratar de no apurarme, porque salga mejor, en esto que cualquier persona instruida haría con tanta naturalidad y como a la pata la llana, pero si tiene en cuenta que el esfuerzo que para mí supone llevar escribiendo casi sin parar desde hace cuatro meses, a nada que haya hecho en mi vida es comparable, es posible que encuentre una disculpa para mi razonar. Las cosas nunca son como a primera vista las figuramos, y así ocurre que cuando empezamos a verlas de cerca, cuando empezamos a trabajar sobre ellas, nos presentan tan raros y hasta tan desconocidos aspectos, que de la primera idea no nos dejan a veces ni el recuerdo; tal pasa con las caras que nos imaginamos, con los pueblos que vamos a conocer, que nos los hacemos de tal o de cual forma en la cabeza, para olvidarnos repentinamente ante la vista de lo verdadero. Esto es lo que me ocurrió con este papeleo, que si al principio creí que en ocho días lo despacharía, hoy —al cabo de ciento veinte— me sonrío no más que de pensar en mi inocencia. No creo que sea pecado contar barbaridades de las que uno está arrepentido. Don Santiago me dijo que lo hiciese si me traía consuelo, y como me lo trae, y don Santiago es de esperar que sepa por dónde anda en materia de mandamientos, no veo que haya de ofenderse Dios porque con ello siga. Hay ocasiones en las que me duele contar punto por punto los detalles, grandes o pequeños, de mi triste vivir, pero, y como para compensar, momentos hay también en que con ello gozo con el más honesto de los gozares, quizá por eso de que al contarlo tan alejado me encuentre de todo lo pasado como si lo contase de oídas y de algún desconocido.
ese vuelco en el pecho que el corazón siempre da cuando encontramos lo cierto, lo que ya no tiene remedio, demasiado cercano para tan alejado como nos lo habíamos imaginado.
Pensaba que había de ser bien recibido por mi familia —el tiempo todo lo cura— y el deseo crecía en mí como crecen los hongos en la humedad. Pedí dinero prestado que me costó algún trabajo obtener, pero que, como todo, encontré insistiendo un poco, y un buen día, después de despedirme de todos mis protectores, con la Apacha a la cabeza, emprendí el viaje de vuelta, el viaje que tan feliz término le señalaba si el diablo —cosa que yo entonces no sabía— no se hubiera empeñado en hacer de las suyas en mi casa y en mi mujer durante mi ausencia. En realidad no deja de ser natural que mi mujer, joven y hermosa por entonces, notase demasiado, para lo poco instruida que era, la falta del marido: mi huida, mi mayor pecado, el que nunca debí cometer y el que Dios quiso castigar quién sabe si hasta con crueldad...
—Voy a tener un hijo.
—¿Otro hijo?
—Sí.
Yo me quedé como asustado.
—¿De quién?
—¡No preguntes!
—¿Que no pregunte? ¡Yo quiero preguntar! ¡Soy tu marido! Ella soltó la voz.
—¡Mi marido que me quiere matar! ¡Mi marido que me tiene dos largos años abandonada! ¡Mi marido que me huye como si fuera una leprosa! Mi marido...
—¡No sigas!
Sí; mejor era no seguir, me lo decía la conciencia. Mejor era dejar que el tiempo pasara, que el niño naciera... Los vecinos empezarían a hablar de las andanzas de mi mujer, me mirarían de reojo, se pondrían a cuchichear en voz baja al verme pasar...
—¡No, por Dios! ¿Otro aborto? ¿Estar siempre pariendo por parir, criando estiércol?
¡da pena pensar que para andar en paz haya que usar del miedo!
—¡No hablemos de eso! ¿Con quién fue?
—¡No lo preguntes!
—Prefiero saberlo, Lola.
—Pero a mí me da miedo decírtelo.
—¿Miedo?
—Sí; de que lo mates.
—¿Tanto lo quieres?
—No lo quiero.
—¿Entonces?
—Es que la sangre parece como el abono de tu vida...
Aquellas palabras se me quedaron grabadas en la cabeza como con fuego, y como con fuego grabadas conmigo morirán.
—¿Y si te jurase que nada pasará?
—No te creería.
—¿Por qué?
—Porque no puede ser, Pascual, ¡eres muy hombre! —Gracias a Dios; pero aún tengo palabra.
Lola se echó en mis brazos.
—Daría años de mi vida porque nada hubiera pasado. —Te creo.
—¡Y porque tú me perdonases!
—Te perdono, Lola. Pero me vas a decir...
—Sí.
Estaba pálida como nunca, desencajada; su cara daba miedo, un miedo horrible de que la desgracia llegara con mi retorno; la cogí la cabeza, la acaricié, la hablé con más cariño que el que usara jamás el esposo más fiel; la mimé contra mi hombro, comprensivo de lo mucho que sufría, como temeroso de verla desfallecer a mi pregunta.
—¿Quién fue?
—¡El Estirao! —¿El Estirao? Lola no contestó.
Estaba muerta, con la cabeza caída sobre el pecho y el pelo sobre la cara... Quedó un momento en equilibrio, sentada donde estaba, para caer al pronto contra el suelo de la cocina, todo de guijarrillos muy pisados...
Salí a buscar al asesino de mi mujer, al deshonrador de mi hermana, al hombre que más hiel llevó a mis pechos; me costó trabajo encontrarlo de huido como andaba. El bribón tuvo noticia de mi llegada, puso tierra por medio y en cuatro meses no volvió a aparecer por Almendralejo; yo salí en su captura, fui a casa de la Nieves, vi a la Rosario... ¡Cómo había cambiado! Estaba aviejada, con la cara llena de arrugas prematuras, con las ojeras negras y el pelo lacio; daba pena mirarla, con lo hermosa que fuera.
—¿Qué vienes a buscar?
—¡Vengo a buscar un hombre!
—Poco hombre es quien escapa del enemigo.
—Poco...
—Y poco hombre es quien no aguarda una visita que se espera.
—Estirao, has matado a mi mujer...
—¡Que era una zorra!
—Que sería lo que fuese, pero tú la has matado. Has deshonrado a mi hermana...
—¡Bien deshonrada estaba cuando yo la cogí!
—¡Deshonrada estaría, pero tú la has hundido! ¿Quieres callarte ya? Me has buscado las vueltas hasta que me encontraste; yo no he querido herirte, yo no quise quebrarte el costillar...
—¡Que sanará algún día, y ese día!
—¿Ese día, qué? —¡Te pegaré dos tiros igual que a un perro rabioso!
—¡Repara en que te tengo a mi voluntad!
—¡No sabrás tú matarme!
—¿Que no sabré matarte?
—No.
—¿Por qué lo dices? ¡Muy seguro te sientes!
—¡Porque aún no nació el hombre!
Estaba bravo el mozo.
—¿Te quieres marchar ya?
—¡Ya me iré cuando quiera!
—¡Que va a ser ahora mismo!
—¡Devuélveme a la Rosario!
—¡No quiero!
—¡Devuélvemela, que te mato!
—¡Menos matar! ¡Ya vas bien con lo que llevas!
—¿No me la quieres dar?
—¡No!
El Estirao, haciendo un esfuerzo supremo, intentó echarme a un lado. Lo sujeté del cuello y lo hundí contra el suelo.
—¡Échate fuera!
—¡No quiero!
Forcejeamos, lo derribé, y con una rodilla en el pecho le hice la confesión: —No te mato porque se lo prometí...
—¿A quién?
—A Lola.
—¿Entonces, me quería?
Era demasiada chulería. Pisé un poco más fuerte... La carne del pecho hacía el mismo ruido que si estuviera en el asador... Empezó a arrojar sangre por la boca. Cuando me levanté, se le fue la cabeza —sin fuerza— para un lado...
en esta vida se me ocurrió no portarme demasiado mal, esa fatalidad, esa mala estrella que, como ya más atrás le dije, parece como complacerse en acompañarme, torció y dispuso las cosas de forma tal que la bondad no acabó para servir a mi alma para maldita la cosa. Peor aún: no sólo para nada sirvió, sino que a fuerza de desviarse y de degenerar siempre a algún mal peor me hubo de conducir…. A estas horas estaría quién sabe si viviendo tranquilo, en cualquier lugar, dedicado a algún trabajo que me diera para comer, tratando de olvidar lo pasado para no
mirar más que para lo por venir; a lo mejor lo había conseguido ya... Pero me porté lo mejor que pude, puse buena cara al mal tiempo, cumplí excediéndomelo que se me ordenaba, logré enternecer a la justicia, conseguí los buenos informes del director..., y me soltaron; me abrieron las puertas; me dejaron indefenso ante todo lo malo. Me dijeron:
—Has cumplido, Pascual; vuelve a la lucha, vuelve a la vida, vuelve a aguantar a todos, a hablar con todos, a rozarte otra vez con todos.
Y creyendo que me hacían un favor, me hundieron para siempre.
Me puso ante la vista la orden de libertad. Yo no creía lo que estaba viendo.
—¿Lo has leído?
—Sí, señor.
Abrió una carpeta y sacó dos papeles iguales, el licenciamiento.
—Toma, para ti; con eso puedes andar por donde quieras. Firma aquí; sin echar borrones.
Doblé el papel, lo metí en la cartera... ¡Estaba libre! Lo que pasó por mí en aquel momento ni lo sabría explicar. Don Contado se puso grave; me soltó un sermón sobre la honradez y las buenas costumbres, me dio cuatro consejos sobre los impulsos que si hubiera tenido presentes me hubieran ahorrado más de un disgusto gordo, y cuando terminó, y como fin de fiesta, me entregó veinticinco pesetas en nombre de la junta de Damas Regeneradoras de los Presos, institución benéfica que estaba formada en Madrid para acudir en nuestro auxilio.
La sombra de mi cuerpo iba siempre delante, larga, muy larga, tan larga como un fantasma, muy pegada al suelo, siguiendo el terreno, ora tirando recta por el camino, ora subiéndose a la tapia del cementerio, como queriendo asomarse. Corrí un poco; la sombra corrió también. Me paré; la sombra también paró. Miré para el firmamento; no había una sola nube en todo su redor. La sombra había de acompañarme, paso a paso, hasta llegar.
La tierra por en medio se dice cuando dos se separan a dos pueblos distantes, pero, bien mirado, también se podría decir cuando entre el terreno en donde uno pisa y el otro duerme hay veinte pies de altura... Muchas vueltas me dio en la cabeza la idea de la emigración; pensaba en La Coruña, o en Madrid, o bien más cerca, hacia la capital, pero el caso es que —¡quién sabe si por cobardía, por falta de decisión!— la cosa la fui aplazando, aplazando, hasta que cuando me lancé a viajar, con nadie que no fuese con mis mismas carnes, o con mi mismo recuerdo, hubiera querido poner la tierra por en medio... La tierra que no fue bastante grande para huir de mi culpa... La tierra que no tuvo largura ni anchura suficiente para hacerse la mudó ante el clamor de mi propia conciencia... Quería poner tierra entre mi sombra y yo, entre mi nombre y mi recuerdo y yo, entre mis mismos cueros y mí mismo, este mí mismo del que, de quitarle la sombra y el recuerdo, los nombres y los cueros, tan poco quedaría. Hay ocasiones en las que más vale borrarse como un muerto, desaparecer de repente como tragado por la tierra, deshilarse en el aire como el copo de humo. Ocasiones que no se consiguen, pero que de conseguirse nos transformarían en ángeles, evitarían el que siguiéramos enfangados en el crimen y el pecado, nos liberarían de este lastre de carne contaminada del que, se lo aseguro, no volveríamos a acordarnos para nada —tal horror le tomamos — de no ser que constantemente alguien se encarga de que no nos olvidemos de él, alguien se preocupa de aventar sus escorias para herirnos los olfatos del alma. ¡Nada hiede tanto ni tan mal como la lepra que lo malo pasado deja por la conciencia, como el dolor de no salir del mal pudriéndonos ese osario de esperanzas muertas, al poco de nacer, que —¡desde hace tanto tiempo ya!— nuestra triste vida es! La idea de la muerte llega siempre con paso de lobo, con andares de culebra, como todas las peores imaginaciones. Nunca de repente llegan las ideas que nos trastornan; lo repentino ahoga unos momentos, pero nos deja, al marchar, largos años de vida por delante. Los pensamientos que nos enloquecen con la peor de las locuras, la de la tristeza, siempre llegan poco a poco y como sin sentir, como sin sentir invade la niebla los campos, o la tisis los pechos. Avanza, fatal, incansable, pero lenta, despaciosa, regular como el pulso. Hoy no la notamos; a lo mejor mañana tampoco, ni pasado mañana, ni en un mes entero. Pero pasa ese mes y empezamos a sentir amarga la comida, como doloroso el recordar; ya estamos picados. Al correr de los días y las noches nos vamos volviendo huraños, solitarios; en nuestra cabeza se cuecen las ideas, las ideas que han de ocasionar el que nos corten la cabeza donde se cocieron, quién sabe si para que no siga trabajando tan atrozmente. Pasamos a lo mejor hasta semanas enteras sin variar; los que nos rodean se acostumbraron ya a nuestra adustez y ya ni extrañan siquiera nuestro extraño ser. Pero un día el mal crece, como los árboles, y engorda, y ya no saludamos a la gente; y vuelven a sentirnos como raros y como enamorados. Vamos enflaqueciendo, enflaqueciendo, y nuestra barba hirsuta es cada vez más lacia. Empezamos a sentir el odio que nos mata; ya no aguantamos el mirar; nos duele la conciencia, pero, ¡no importa!, ¡más vale que duela! Nos escuecen los ojos, que se llenan de un agua venenosa cuando mirarnos fuerte. El enemigo nota nuestro anhelo, pero está confiado; el instinto no miente. La desgracia es alegre, acogedora, y el más tierno sentir gozamos en hacerlo arrastrar sobre la plaza inmensa de vidrios que va siendo ya nuestra alma. Cuando huimos como las corzas, cuando el oído sobresalta nuestros sueños, estamos ya minados por el mal; ya no hay solución, ya no hay arreglo posible. Empezamos a caer, vertiginosamente ya, para no volvernos a levantar en vida. Quizás para levantarnos un poco a última hora, antes de caer de cabeza hasta el infierno... Mala cosa….
La conciencia no me remordería; no habría motivo. La conciencia sólo remuerde de las injusticias cometidas: de apalear un niño, de derribar una golondrina... Pero de aquellos actos a los que nos conduce el odio, a los que vamos como adormecidos por una idea que nos obsesiona, no tenemos que arrepentirnos jamás, jamás nos remuerde la conciencia.
Mi madre dormiría también a buen seguro. Volví a la cocina; me descalcé; el suelo estaba frío y las piedras del suelo se me clavaban en la punta del pie. Desenvainé el cuchillo, que brillaba a la llama como un sol. Allí estaba, echada bajo las sábanas, con su cara muy pegada a la almohada. No tenía más que echarme sobre el cuerpo y acuchillarlo. No se movería, no daría ni un solo grito, no le daría tiempo... Estaba ya al alcance del brazo, profundamente dormida, ajena —¡Dios, qué ajenos están siempre los asesinados a su suerte!— a todo lo que le iba a pasar. Quería decidirme, pero no lo acababa de conseguir; vez hubo ya de tener el brazo levantado, para volver a dejarlo caer otra vez todo a lo largo del cuerpo.Pensé cerrar los ojos y herir. No podía ser; herir a ciegas es como no herir, es exponerse a herir en el vacío... Había que herir con los ojos bien abiertos, con los cinco sentidos puestos en el golpe…. No; no podía perdonarla porque me hubiera parido. Con echarme al mundo no me hizo ningún favor, absolutamente ninguno... No había tiempo que perder. Había que decidirse de una buena vez…. Me era completamente imposible matar; estaba como paralítico.
Dila vuelta para marchar. El suelo crujía. Mi madre se revolvió en la cama.
—¿Quién anda ahí?
Entonces sí que ya no había solución. Me abalancé sobre ella y la sujeté. Forcejeó, se escurrió... Momento hubo en que llegó a tenerme cogido por el cuello. Gritaba como una condenada. Luchamos; fue la lucha más tremenda
que usted se puede imaginar. Rugíamos como bestias, la baba nos asomaba a la boca... En una de las vueltas vi a mi mujer, blanca como una muerta, parada a la puerta sin atreverse a entrar. Traía un candil en la mano, el candil a cuya luz pude ver la cara de mi madre, morada como un hábito de nazareno... Seguíamos luchando; llegué a tener las vestiduras rasgadas, el pecho al aire. La condenada tenía más fuerzas que un demonio. Tuve que usar de toda mi hombría para tenerla quieta. Quince veces que la sujetara, quince veces que se me había de escurrir. Me arañaba, me daba patadas y puñetazos, me mordía. Hubo un momento en que con la boca me cazó un pezón —el izquierdo— y me lo arrancó de cuajo.
Fue el momento mismo en que pude clavarle la hoja en la garganta...
La sangre corría como desbocada y me golpeó la cara. Estaba caliente como un vientre y sabía lo mismo que la sangre de los corderos.
La solté y salí huyendo. Choqué con mi mujer a la salida; se le apagó el candil. Cogí el campo y corrí, corrí sin descanso, durante horas enteras. El campo estaba fresco y una sensación como de alivio me corrió las venas.
Podía respirar... (fin de las memorias)
Hasta aquí las cuartillas manuscritas de Pascual Duarte. Si lo agarrotaron a renglón seguido, o si todavía tuvo tiempo de escribir más hazañas, y éstas se perdieron, es una cosa que por más que hice no he podido esclarecer. …La carta de Pascual Duarte a don Joaquín Barrera debió escribirla al tiempo de los capítulos XII y XIII, los dos únicos en los que empleó tinta morada, idéntica a la de la carta al citado señor, lo que viene a demostrar que Pascual no suspendió definitivamente, como decía, su relato, sino que preparó la carta con todo cálculo para que surtiese su efecto a su tiempo debido, precaución que nos presenta a nuestro personaje no tan olvidadizo ni atontado como a primera vista pareciera…. Dispuso los negocios del alma con un aplomo y una serenidad que a mí me dejaron absorto y pronunció delante de todos, cuando llegó el momento de ser conducido al patio, un ¡Hágase la voluntad del Señor! que mismo nos dejara maravillados con su edificante humildad. ¡Lástima que el enemigo le robase sus últimos instantes, porque si no, a buen seguro que su muerte habría de haber sido tenida como santa!…Del tal Pascual Duarte de que me habla ya lo creo que me recuerdo, pues fue el preso más célebre que tuvimos que guardar en mucho tiempo; de la salud de su cabeza no daría yo fe aunque me ofreciesen Eldorado, porque tales cosas hacía que a las claras atestiguaba su enfermedad. Antes de que confesase ninguna vez, todo fue bien; pero en cuanto que lo hizo la primera se conoce que le entraron escrúpulos y remordimientos y quiso purgarlos con la penitencia; el caso es que los lunes, porque si había muerto su madre, y los martes, porque si martes había sido el día que matara al señor conde de Torremejía, y los miércoles, porque si había muerto no sé quién, el caso es que el desgraciado se pasaba las medias semanas voluntariamente sin probar bocado, que tan presto se le hubieron de ir las carnes que para mí que al verdugo no demasiado trabajo debiera costarle el hacer que los dos tornillos llegaran a encontrarse en el medio del gaznate. El muy desgraciado se pasaba los días escribiendo, como poseído de la fiebre, y como no molestaba y además el director era de tierno corazón y nos tenía ordenado le aprovisionásemos de lo que fuese necesitando para seguir escribiendo, el hombre se confiaba y no cejaba ni un instante.
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mujerpazcana · 8 days ago
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Eddy Ávila Art, el tatuador latinoamericano que el mundo debe conocer
Boletín de Prensa No. 885–18 de noviembre de 2024Redacción Revista Pazcana Eddy Ávila Art es un tatuador venezolano especializado en realismo y realismo fantástico. Con más de 10 años de experiencia en el campo creativo, se enfoca principalmente en tatuajes de sombras ‘Black & Grey’ y Full Color; sus diseños únicos fusionan la naturaleza y la imaginación, humanizando animales y explorando lo…
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mauricio-vilchex-tattoo · 2 months ago
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